Viaje Navideño Día 2: Castillo de Neuschwanstein

Si queréis conocer la vida de este enigmático rey y el motivo que le llevó a construir su castillo de fantasía, no dejéis de leer su apasionante historia!!!

Luis II de Baviera fue un romántico incomprendido. Desde muy pequeño recibió una educación muy estricta por parte de su padre y de sus cuidadores, aunque poco encaminada a gobernar en un futuro. Pasó toda su juventud en el castillo de Hohenschwangau, rodeado de naturaleza, algo que sin duda marcaría su carácter. Desde joven se aficionó al arte, la pintura y la música y todos hablaban de él como un chico romántico y soñador. Con 16 años acudió por primera vez a una representación de la ópera de Wagner, con el que entabló una estrecha relación de amistad.

El hijo del rey Maximiliano de Baviera fue coronado rey de Baviera con tan sólo 18 años, sin haber acabado ningún estudio ni estar preparado para gobernar. Nunca le gustó gobernar, prefería vivir feliz y libre en las tierras altas de Baviera, junto a sus montañas. En cuanto murió su padre, Luis mandó llamar a su lado a Wagner, al que consideraba un espíritu afín, capaz de plasmar en sus obras toda la sensibilidad que el monarca no era capaz de exteriorizar. Desde entonces, Luis II se convirtió en su mecenas y se hizo cargo de todo cuánto necesitase para representar sus obras.  Llegó a comprometerse con su prima Sofía de Baviera, hermana menor de Sissi Emperatriz, pero él mismo decidió anular el compromiso. La necesidad de estar junto a Wagner le hizo llegar a plantearse la abdicación, pero incapaz de abandonar sus obligaciones y aunque no le gustara gobernar, no abdicó.

Comenzaron los problemas políticos y surgieron varias guerras en Baviera de las que salió muy mal parado. Como consecuencia, el pueblo empezó a mostrar su descontento y Luis II comenzó a mostrarse cada vez más solitario e introvertido, encerrándose cada vez más en su mundo y comenzó a construir cuatro castillos, entre ellos el Castillo de Neuschwanstein, en el que proyectó toda su fantasía e imaginación.

Mientras Luis II estaba ensimismado en su mundo y en sus castillos, la situación económica del país se vio afectada a consecuencia de los préstamos y las deudas. Fue imposible convencer al rey para redujera tantos gastos así que algunos miembros del gobierno junto a varios médicos se vieron obligados a declarar al rey demente, la única forma legal para darlo de baja en sus obligaciones. Sumido en una profunda tristeza, se dice que el rey dormía durante el día y estaba despierto por la noche.

Después de varios intentos consiguieron sacarle de su amado castillo para recluirlo en el Castillo de Berg, y justo un día después, apareció ahogado en un lago cercano junto a su médico. Fue ese mismo verano cuando se abrió al público el castillo  para ayudar a pagar las grandes deudas del rey.

Su gran sensibilidad artística y su estilismo hicieron que se sintiera siempre inadaptado y buscara refugio en el interior de sus majestuosos castillos. El misterio de su muerte sigue sin esclarecerse a día de hoy por lo que el Castillo de Neuschwanstein se ha convertido en un reclamo turístico del país.